Profesional AGRO - Madrid 26/05/2023
Hay varios motivos que se han unido para llevar al mercado de maquinaria nueva al momento negativo actual. Los costes de producción de la maquinaria se han elevado finalmente tras meses en los que los fabricantes han estado absorbiendo internamente las subidas de precios de las materias primas industriales y de los costes y logística de transporte. Al mismo tiempo, los costes intermedios que soportan los agricultores y ganaderos se han disparado en 2022, reduciendo drásticamente su capacidad inversora; y, por si fuera poco, la terrible sequía actual compromete seriamente el valor de las producciones en 2023, cuando los precios de los productos agrícolas y ganaderos están disminuyendo y la previsión de cosechas se va a situar en mínimos históricos.
A todas estas variables que afectan directamente a la demanda de maquinaria, se ha sumado en 2022 la implementación de ayudas a la promoción de tecnologías de agricultura de precisión, que ha paralizado aproximadamente 300 millones de euros de mercado en 2022 y, que en circunstancias normales, se traducirían en registros en 2023. Sin embargo, la situación actual que sufre el sector agrario va a dificultar la inversión real asociada a estas subvenciones.
Obviamente no se espera un comportamiento positivo en el mercado global, y cada mercado por grupo de máquinas seguirá tendencias diferentes dentro de la tendencia a la baja general. Lo mismo se espera en los mercados regionales, ya que las previsiones de cosecha serán diferentes en función del daño que finalmente provoque la sequía.
Actualmente la demanda de maquinaria agrícola se puede dividir en tres grandes grupos: aquellas explotaciones que realizan inversiones considerando ingresos en periodos largos, medios y cortos. Cuanto menor sea el periodo de ingresos considerado mayor es el riesgo de que se hunda el mercado; y es en este caso en el que el mercado de maquinaria usada sirve de indicador de la situación. Actualmente los mercados de máquinas usadas están registrando diferenciales incluso peores que los de la maquinaria nueva, así que los inversores condicionados por los ingresos de una campaña van a ser los mínimos, llegando incluso a desestimar ayudas que les pudieran haber sido concedidas para la compra de maquinaria. Aquellos inversores que basen su decisión de compra en periodos de producción agraria más largos podrán soportar mejor la reducción drástica de ingresos, y podrán aprovechar las ayudas que les hubiesen sido concedidas para compensar financieramente las inversiones.
Los fabricantes de maquinaria investigan e innovan para presentar nuevos productos periódicamente, pero estas mejoras junto con las que tienen que cumplir para satisfacer los requisitos legales que se les imponen para diseñar, fabricar y comercializar maquinaria, hacen que suban los precios de los equipos. Sin embargo, estas innovaciones traen consigo importantes mejoras en la rentabilidad de la inversión, haciendo que los costes asociados a los insumos se reduzcan durante la vida útil de la máquina, y minimizando los gastos en mantenimiento y/o reparación, así como los de combustibles necesarios para trabajar, ya que se mejora la eficiencia energética también.
En ANSEMAT llevamos años analizando los efectos de las subvenciones a la maquinaria agrícola, y está claro que no incentivan la inversión y además retrasan, e incluso paralizan, el mercado. Esto se debe a que los momentos en los que se publican las subvenciones no siempre se adaptan a los momentos del año en los que se producen picos de demanda asociados a las labores agrarias que es necesario realizar. El caso más fácil de ver es el de las sembradoras, que históricamente tenían el pico de registros en el último trimestre del año, y ahora se produce en los días en los que está abierta la convocatoria del Plan Renove.
Actualmente estamos analizando otros enfoques para las subvenciones basados en datos públicos que podrían ser más efectivos, como podría ser la orientación de las ayudas hacia la oferta para compensar aumentos forzados de precios, o el análisis de los datos históricos de renta agraria por explotación, para determinar cuales tienen costes intermedios crecientes y parques de maquinaria obsoletos, ya que serían los más beneficiados por las subvenciones. De todas formas, cualquier propuesta de cambio siempre será analizada juntamente con todas las partes interesadas, para evitar posibles externalidades negativas que no hubieran sido contempladas.
Lo que está claro es que se establecen ayudas coyunturales desde el sector público, como los 300 millones de ayudas para compensar el aumento del precio de los fertilizantes en 2022, que se pueden considerar un gasto puntual; pero no se piensa que esa misma cantidad de dinero orientada a la inversión en maquinaria para fertilización tendría un impacto positivo durante los años de vida útil de las máquinas al ayudar a reducir el volumen de fertilizantes utilizado, reduciendo pérdidas durante la distribución de los productos fertilizantes.
Este mismo concepto se puede aplicar a otros insumos y labores para así facilitar el cumplimiento de los requisitos de eco condicionalidad de la PAC que actualmente están discutiéndose en Bruselas para hacerlos más factibles con relación a la productividad de las explotaciones.
No queremos pensar en tocar un nuevo fondo del mercado, pero va a ser muy difícil evitarlo.
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