Profesional AGRO - Madrid 31/05/2021
Vuelven con fuerza las teorías de Miguel Delibes que invitan al hombre de nuestro tiempo a dejar la locura de las urbes y volver al sitio natural de nuestra especie que son los campos y los entornos rurales. El objetivo es claro y atractivo, pero llevarlo a la práctica no resultará nada fácil.
La despoblación en las provincias del interior es muy preocupante. Así, Soria, León, Teruel y Palencia están en cabeza junto a Zamora, que se lleva la palma, en este negativo ranking de la despoblación rural. La juventud de los pueblos emigra hacia las grandes ciudades en busca de oportunidades, siendo Madrid el pararrayos de mayor atracción nacional. En los pueblos va quedando solamente un vecindario de personas jubiladas o muy próximas a esa situación. Por esta razón, es difícil encontrar mano de obra suficiente como para satisfacer la demanda proveniente de las tareas agrícolas, a pesar de su creciente mecanización. En la televisión hemos visto a más de un empresario del campo alertar con tristeza que “si no llenamos los pueblos, no habrá gente que cultive las tierras y la población urbana se quedará sin comer”.
En los gráficos adjuntos, puede verse la cruda realidad de los datos del Instituto Nacional de Estadística.
Un 48% de los municipios españoles (4.983 exactamente) están en ese nivel de baja densidad de población que la Unión Europea fija por debajo del 12,5 de habitantes por kilómetro cuadrado. Y muchos de ellos cuentan con una población testimonial que, salvo en los veranos, no pasan de los 100 vecinos. Ello provoca que estén carentes de los servicios que no se montan porque no son rentables: cajeros de bancos, servicios médicos, servicios asistenciales, colegios, internet, tiendas de alimentación, carnicerías, pescaderías o panaderías. Incluso, no existe algo tan elemental y tan arraigado en nuestra cultura como es el “bar del pueblo”, ese lugar de encuentro para el vasito de vino, la charla y la partida. Varias organizaciones, como “Teruel existe” o “Soria ¡ya!,” han estimado que atajar el problema costaría unos 10.000 millones de euros.
En marzo de 2019, el Gobierno aprobó hasta 70 medidas que implicaban a casi todos los ministerios para combatir la dispersión y envejecimiento que asola gran parte de España. Por destacar algunas de ellas, se tomó el compromiso de instalar 30 megas en el 90% de los núcleos de menos de 5.000 habitantes antes de enero de 2020. Esta medida habrá afectado a 2,2 millones de hogares y a 6 millones de personas. Telefónica, Orange y Vodafone fueron las operadoras encargadas de cumplir con este objetivo. Estas empresas están obligadas a cubrir al menos el 85% de esos municipios en cada una de las comunidades autónomas. Otra de las medidas tomadas, curiosa al menos, es la de reforzar las bases militares y cuarteles que hasta en número de 200 están repartidos por 50 zonas rurales. En la actualidad, están infrautilizadas y con su relanzamiento podría llevar consigo la implantación de redes de internet y otros servicios ahora inexistentes en los pueblos donde se ubican.
Algunos gobiernos regionales, como el de Castilla La Mancha, tienen muy avanzada la aprobación de su Ley de Desarrollo Territorial y Contra la Despoblación en su Comunidad en la que, entre otras disposiciones, prevé incentivos fiscales para quienes ayuden a colaborar en la superación de este alarmante problema.
Esta organización propone la elaboración de un mapa de zonas de prioridad demográfica, la redefinición de la categoría europea de Zonas Escasa y Muy Escasamente Poblada, el reforzamiento del papel de las Diputaciones Provinciales, Cabildos y Consejos Insulares, la recuperación de la Ley de Desarrollo Sostenible y, sobre todo, un compromiso por parte de todos los agentes para poner en marcha dichas acciones, sin olvidar los incentivos fiscales.
Actualmente hay más de un centenar de plataformas repartidas por 24 provincias españolas que intentan desde diversos enfoques identificar, cuantificar y encontrar soluciones a todas las barreras que impiden ese deseado trasvase de ciudadanos de la ciudad al pueblo. He aquí algunas de ellas:
Es una ONG de Acción Social. Dispone de una plataforma para unir asociaciones y particulares que quieren dinamizar la vida rural. Esa plataforma es volveralpueblo.org. Pretende recuperar los patrimonios históricos, evitar su abandono, fomentar el emprendimiento y gestionar el uso de los terrenos. Para ello cuentan con un banco de casas, un banco de negocios y un banco de tierras. Esta ONG actúa como enlace entre la persona interesada en regresar al pueblo y las diferentes opciones que pueden encontrar en los municipios registrados en dicha plataforma. “De hecho, oportunidades de negocio-dice su gerente Juan Manuel Polentinos- no faltan en el ámbito rural: pequeñas tiendas y negocios ya existentes, iniciativas de oferta de tiempo libre y turismo rural, y todo lo relacionado con el desarrollo sostenible, tanto en el sector agroalimentario como en el tecnológico y/o energético, tienen cabida en estos entornos”.
Entre las experiencias de grandes empresas españolas por ayudar a recuperar la España vaciada se encuentra la de Acciona, líder mundial en energías renovables. En Miajadas (Cáceres), construyó en 2010 la primera planta de biomasa en Europa creando un total de 100 puestos fijos.
Esta iniciativa lleva funcionando varios años en la provincia de Soria. Beneficia a las personas que residen en pequeños pueblos con dificultades para obtener ciertos productos y servicios a los que no tienen fácil acceso. Los repartidores de La Exclusiva recogen los encargos y peticiones de los vecinos, los gestionan en la capital soriana, y los llevan de vuelta hasta el pueblo, a domicilio y sin coste añadido, con el consiguiente ahorro de tiempo y con total comodidad para ellos. ¿Qué tareas y gestiones son las más habituales? La compra diaria, obtención de medicamentos, presentación de documentos oficiales en el registro público… Ello hace, sin duda, más confortable la vida de la gente de los pueblos.
El G100 integra a un grupo de 100 personas de toda España que se han propuesto mejorar la vida en el campo en el siglo XXI. Está formado por un abanico multidisciplinar de especialistas que ponen sus conocimientos y experiencias al servicio de la consecución de su gran objetivo común. Son ingenieros, historiadores, periodistas, farmacéuticos, economistas, profesores y otro tipo de titulados que buscan transformar la España rural y vaciada, no desde sus despachos urbanitas, sino sobre el propio terreno. Han constituido 12 grupos de trabajo y se afanan en encontrar soluciones en campos tan decisivos para hacer atractivos los pueblos como la educación y formación, vivienda, trabajo y emprendimiento o transporte.
Esta es una iniciativa social de la Fundación Madrina que tiene por objetivo fomentar la repoblación de zonas rurales afectadas por el fenómeno de la despoblación. Para ello tienen preparadas cada semana 100 familias (con menores de edad a su cargo), en riesgo de exclusión social, que están dispuestas a trasladarse a dichas áreas. Pudiera parecer esta oferta un brindis al sol teniendo en cuenta la situación real de muchos pueblos semidesiertos y de casi nula actividad económica.
Sin embargo, están teniendo un cierto éxito, según cuenta la propia organización: “Fundación Madrina ha conseguido que más de 300 familias y 1.000 niños se hayan trasladado desde la ciudad, donde se hallaban en situación de pobreza, al entorno rural, para iniciar una nueva vida.” Su presidente, Conrado Giménez, manifiesta con plena convicción que las zonas rurales “tienen esperanza”. Más de 15.000 niños con sus familias están a la espera de poder trasladarse a vivir a los desocupados pueblos. Contactos con la Fundación Madrina: Limonero 26, 28020 Madrid. Teléfono: +34 914 490 690 Email: fundacion@madrina.org
Este asunto es de enorme importancia para el presente y el futuro, no sólo del campo sino de la sociedad entera. Es bueno que se haya tomado conciencia social y política para abordarlo. Exige mucho compromiso y trabajo en equipo entre las Administraciones públicas y las empresas y organizaciones privadas. Las soluciones deben plantearse en función de cada zona y sus circunstancias. Es una tarea por la que merece la pena fajarse pero hay que ser conscientes de que sus objetivos no se van a conseguir de la noche a la mañana. Los movimientos sociales por su idiosincrasia siempre caminan a un ritmo lento. Lo importante es perseverar.
Referencias: Carlos Rosillo, Internet. Ana Caballero, El Mundo. Tania Alonso, Huellas. Luis M. García, El Español. Millán Cámara, COPE. Instituto Nacional de Estadística (INE).
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