Profesional AGRO
Profesional AGRO
Emilio Velasco Machuca
OPINIÓN
A vuelapluma / EMILIO VELASCO

NUESTRO OLIVAR, CON EL ENEMIGO A LAS PUERTAS

PERDÓNENME queridos amigos si me he valido del sugestivo título de una excelente película bélica ambientada en la II Guerra Mundial, que narra un hecho histórico: el duelo mantenido entre dos francotiradores de élite –el soldado ruso Vassili Zaitsev y el aristocrático oficial alemán Erwin Konig durante la batalla de Stalingrado–, pero que resulta una alegoría muy apropiada para reflejar la situación que podemos comenzar a padecer en nuestras relaciones con el vecino del Sur (políticas y comerciales). Porque todo parece indicar que no terminamos de “entendernos” con Marruecos y si a ello se une una –para mí–, desafortunada política de ayudas al país alauita por parte de la Unión Europea, es muy posible que más pronto que tarde nos encontremos, metafóricamente hablando, “con el enemigo a las puertas” en la disputa por la hegemonía en el mercado del aceite de oliva. Y me explicaré: Marruecos y España comparten un panorama olivarero muy similar, como también lo son sus respectivas producciones, ligeramente superiores las españolas, que además también lo son en calidad, al desarrollar una agricultura tecnológicamente más avanzada que la de nuestro vecino de la otra orilla mediterránea.

Esa misma proximidad justifica también que ambos países se vean influidos por una climatología muy similar, y esa sequía que nos ha aquejado durante los dos últimos años también ha reducido fuertemente la producción de aceituna marroquí. Hasta el punto –según confirma la Agencia EFE–, que el gobierno alauita ha decidido restringir las exportaciones de su oro líquido al registrar por segundo año consecutivo una disminución de cosecha del 45% respecto a la de 2021, última de las campañas “normales”, cuando la producción de aceituna superó ligeramente los 1,3 millones de toneladas. Según indica el comunicado oficial del Ministerio de Agricultura marroquí, –recogido por EFE–, se han establecido “medidas para la comercialización de la aceituna y sus productos derivados, por las que se dará prioridad al aprovisionamiento de su mercado interior”.

En nuestro país, esa misma situación de sequía continuada –agravada al comienzo de la pasada primavera por las sucesivas olas de calor intenso que sufrimos entonces–, perjudicaron gravemente la floración del olivo mermando la producción de aceituna, lo que constituye una crónica del nuevo desastre que se avecina para la presente campaña del aceite de oliva. Y, con ello, enlazamos dos malas campañas seguidas, de manera que la cosecha de aceituna de 2021/22 rondó el millón y medio de toneladas, la siguiente, la del 2022/23 fue de apenas 700.000 toneladas y, en el mejor de los casos, se confía que esta del 23/24 pueda llegar a las 900.000 toneladas de aceituna. Otra cosecha mediocre y, por ello, la producción de aceite de oliva en estas dos flojas campañas rondará las 600.000 toneladas de media en el mejor de los casos, justo en un momento de fuerte demanda internacional de nuestro afamado aceite.

Por tanto, las consecuencias de esta situación se traducirán en nuevos aumentos en el precio de nuestro producto estrella, un precio que por otro lado ya ha alcanzado niveles desorbitados. Como dije en mi anterior trabajo del pasado número de la revista, está desplazando nuestro consumo interno hacia el aceite de orujo, como también indiqué en aquella ocasión, aumentando este mercado en un 20% y ... continúa al alza. ¡Ojo!: de ahí al aceite de semillas, sólo hay un paso.

Pero volvamos al meollo de la cuestión: ¿por qué eso de enemigo a las puertas que me ha servido de título para esta reflexión? Pues sencillo y, además, justifica también mi opinión acerca del desatino de alguna de las políticas que maneja la Unión Europea para favorecer el desarrollo de algunos países “terceros”, y ¡oh, casualidad!; uno de esos países, adivinan ustedes, ¿cuál es…? Efectivamente: Marruecos.

Ahora, el país alauita se ve favorecido con una dotación de 115 millones de euros en ayudas de la Unión Europea –y con el apoyo explícito del Gobierno español–, para potenciar la producción de aceite de oliva marroquí mientras que por el contrario, en España se “premia” el arranque de olivos para la instalación de huertos solares fotovoltaicos. Vamos, lo que yo tildaría de “tirar piedras a nuestro propio tejado” tal como reza el dicho de nuestro popular refranero. Porque, a estas alturas de la historia, con la difícil situación que atraviesa nuestro sector primario en general, y la olivicultura en particular, con su producción oleícola a la baja, ¿alguien piensa que Marruecos no va a aprovecharse de esas ayudas para competir, incluso de manera desleal, con la aceituna y aceites españoles, franceses, griegos, italianos o portugueses? Aunque seguramente el objetivo en el punto de mira marroquí será precisamente el producto español, porque, vuelvo a remarcar: España es el mayor productor y exportador de aceite de oliva del mundo.

¡Qué le vamos a hacer! Esto solo es posible cuando una élite progre gobierna sin tener en cuenta los intereses nacionales y los del sector primario español, y apoya sin ninguna objeción las decisiones de un “club europeo de naciones” (la UE), que favorece el desarrollo integrador, ecológico e innovador de la agricultura y foresta marroquíes. Que está muy bien hacerlo, pero tengo muy presente un principio que me repetía con frecuencia mi abuela materna: Hijo, ten siempre presente que la caridad bien entendida comienza por uno mismo.

... Pues eso. ¡A defenderse toca!

Profesional AGRO es una publicación de MMC&S mediaclever comunicación & servicios.
Leer m´s