A pesar de la preocupante sequía, en el campo estamos viendo brotes verdes. No se trata de plantas sino del avance de las mujeres en él. Así lo demuestran unos datos positivos que, sin embargo, necesitamos consolidar y reforzar.
Las mujeres rurales llevamos muchos años trabajando por ver lo que hoy en día comenzamos a vislumbrar: mayor visibilidad, mayor apoyo y mayor presencia. Concretamente, el mes pasado en FADEMUR cumplimos 18 años luchando y durante los últimos meses, también celebrando los rayos de esperanza que nos han llegado a través de los datos publicados.
En primavera, el censo agrario revelaba que entre el año 2009 y el 2020, el número de mujeres jefas de explotación había aumentado un 22%, situándose en el 28,6% del total. Aunque evidentemente todavía estamos lejos de la igualdad, supone un paso de gigante hacia ella.
Y la esperanza sobrepasa el sector agrario. Según el Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural 2021, la tasa de empleo femenina se sitúa en el 51,6%, cuando hace una década era del 49%. Las últimas cifras publicadas por Reto Demográfico muestran un saldo positivo de mujeres en pueblos de menos de 5.000 habitantes, tímidamente en 2017, con contundencia desde entonces y con un pico importante en el año que se desató la pandemia.
Las mujeres también tenemos muchas expectativas puestas en el nueva PAC que, por primera vez, implementa la perspectiva de género. El Plan Estratégico de España proporciona algunos apoyos específicos a mujeres jóvenes y a explotaciones con titularidad compartida. Todavía son pequeños apoyos, pero importantes logros si tenemos en cuenta que ésta es la política más antigua y de mayor peso presupuestario de la UE.
Amenazas y defensa
A pesar de las buenas promesas de la PAC, éstas pueden quedarse en un cajón si los Gobiernos autonómicos no se comprometen con llevar la igualdad a pie de campo. No sería la primera vez, ya lo vimos, por ejemplo, con la implementación de la Ley de la Titularidad Compartida que sigue con un registro a cero en la Comunidad de Madrid y en Islas Baleares.
En FADEMUR también estamos preocupadas porque seguimos constatando que las explotaciones de las mujeres son más pequeñas que las de los hombres y, por tanto, más vulnerables en tiempos de crisis como el actual. Por todo eso, y por mucho más, en FADEMUR pedimos un Estatuto de las Mujeres Rurales. Los objetivos son, por un lado, que consolide y refuerce los brotes verdes que estamos viendo en el medio rural. Por otro, que iguale los avances para todas las mujeres rurales, independientemente de la región en la que se encuentren sus pueblos.
Para ello, el nuevo Estatuto ha de implicar a todos los Ministerios y debe partir de unos puntos mínimos. Desde asegurar que todos los Gobiernos autonómicos llevan a pie de campo la primera PAC con perspectiva de género; que facilite el acceso a la Titularidad Compartida y equilibre las desigualdades entre regiones de explotaciones registradas en este régimen; que profesionalice los cuidados para que quienes los ejercen, en su mayoría mujeres, obtengan la remuneración y derechos, a la vez que dé garantías de que los servicios llegan a las comunidades rurales; que mejore la participación de las mujeres rurales en la esfera pública y privada vinculando la obtención de presupuesto público a la participación equilibrada de las mujeres en las entidades; que dedique más atención y recursos para evitar la violencia machista en los pueblos; que ayude a extender la red de espacios seguros contra esta lacra y que impulse la sensibilización del conjunto de la sociedad y las empresas.
En definitiva, un Estatuto de justicia; porque si las mujeres somos la cara de la esperanza, el medio rural no puede ser nuestra cruz.
* Teresa López, Presidenta de FADEMUR (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales)
Ilustración: Kiko Gómez Lozano.